La Grýla y Los Jólasveinar

En el lejano y frío rincón del mundo que es Islandia, donde las largas noches invernales parecen eternas y el viento gélido aúlla entre los paisajes desolados de lava y nieve, las leyendas navideñas tienen un tono sombrío y aterrador. Mientras en muchos lugares de Europa la Navidad está marcada por historias de San Nicolás y la generosidad festiva, en Islandia, los relatos se mezclan con mitos ancestrales de gigantes, criaturas sobrenaturales y duendes traviesos. Entre estas figuras, una de las más temidas y reverenciadas es Grýla, una ogresa temible que desciende de las montañas cada Navidad en busca de niños desobedientes para saciar su hambre. A su lado están sus hijos, los Jólasveinar, también conocidos como los Yule Lads, un grupo de trece duendes que, aunque traviesos y a menudo peligrosos en el pasado, han sido suavizados en las versiones más modernas de la leyenda.

Este artículo se adentra en la oscura mitología de Grýla y los Jólasveinar, figuras que han sido parte integral del folclore islandés durante siglos y que continúan aterrorizando (y divirtiendo) a niños y adultos durante la temporada navideña.

Grýla: La Ogresa de las Montañas

La historia de Grýla está profundamente enraizada en las tradiciones paganas islandesas, mucho antes de que el cristianismo llegara a la isla. Descrita como una gigantesca ogresa, Grýla habita en las remotas montañas y es, en esencia, una criatura del mal que baja cada Navidad en busca de niños desobedientes. A lo largo de los siglos, su leyenda ha evolucionado, pero un tema constante en todas sus versiones es su hambre insaciable de carne humana, particularmente de niños traviesos.

Grýla es descrita como una figura temible: enorme, con garras afiladas, una nariz larga y ganchuda, y un rostro de pesadilla, marcado por cicatrices y arrugas profundas. Sus ojos brillan con malicia, y su boca, siempre entreabierta, revela unos colmillos afilados. Vestida con harapos y capas de pieles sucias, arrastra tras de sí un gran saco o cesto donde guarda a los niños que ha capturado para llevarlos de vuelta a su guarida. En algunas versiones de la leyenda, se dice que Grýla puede oler a los niños desobedientes desde kilómetros de distancia, una habilidad que la convierte en una cazadora implacable.

El propósito de su caza es tan simple como macabro: utiliza a los niños capturados como ingredientes para su guiso favorito, un estofado de carne de niño que cocina en su enorme caldero de hierro en lo profundo de su cueva. No importa cuántos niños capture y coma, su apetito nunca se sacia, lo que la convierte en una amenaza recurrente año tras año.

El Origen de Grýla y su Evolución

Las raíces de Grýla se encuentran en las antiguas sagas y mitos nórdicos, donde se la menciona como una gigante o troll, figuras que en la mitología islandesa a menudo representan los peligros y la crudeza de la naturaleza. Inicialmente, su leyenda no estaba asociada específicamente con la Navidad, pero a medida que el folclore islandés se mezcló con las tradiciones cristianas, su figura comenzó a vincularse con el invierno y las festividades de Yule.

En los primeros relatos, Grýla no era simplemente un monstruo que cazaba niños desobedientes, sino también una figura de advertencia. Los padres islandeses usaban su historia para asustar a sus hijos y asegurarse de que se comportaran bien durante el año. "Si no te portas bien, Grýla vendrá a buscarte" era una advertencia común en muchos hogares islandeses. A medida que su leyenda creció, se añadieron más elementos a su mito, incluyendo a su infame esposo y a sus hijos, los Jólasveinar.

Los Esposos de Grýla

Grýla no está sola en su monstruosa existencia. A lo largo de las generaciones, ha tenido varios esposos, aunque ninguno de ellos ha alcanzado la infamia que ella posee. Su primer esposo, de nombre Gustur, es mencionado brevemente en algunas versiones de la leyenda, pero no se le otorga un papel relevante. Su esposo más conocido es Leppalúði, un personaje más pasivo y menos aterrador que Grýla.

Leppalúði es descrito como perezoso y cobarde, lo opuesto a su temible esposa. Mientras Grýla sale a cazar niños desobedientes, él prefiere quedarse en su cueva, alejado de los conflictos y de las amenazas. Aunque comparten su hogar y su vida, Leppalúði parece ser más un espectador que un participante activo en las fechorías de Grýla. A pesar de esto, se le asocia con la leyenda de la familia de monstruos que aterroriza Islandia cada Navidad.

Los Jólasveinar: Los Hijos Traviesos de Grýla

Quizás los personajes más conocidos y populares de la mitología navideña islandesa, los Jólasveinar son los trece hijos de Grýla. En la actualidad, se han suavizado considerablemente y se les ha convertido en una especie de mezcla entre los duendes de Santa Claus y los personajes traviesos que traen pequeños regalos a los niños. Pero en sus orígenes, estos trece seres eran temidos y vistos como malévolos, al igual que su madre.

Los Jólasveinar, o Yule Lads, son un grupo de duendes que, uno por uno, descienden de las montañas durante los trece días previos a la Navidad. Cada uno de ellos tiene una personalidad particular y realiza una travesura específica en los hogares que visitan. En sus versiones originales, estos actos no eran meras bromas, sino actos maliciosos que podían provocar auténtico terror en los habitantes. Sin embargo, con el tiempo, estas travesuras han sido reinterpretadas de forma más benévola, y ahora los Jólasveinar son vistos como bromistas que pueden dejar pequeños regalos (o patatas podridas para los niños mal portados) en los zapatos que los niños dejan en las ventanas.

A continuación, una descripción de los trece Jólasveinar originales, tal como se les describe en el folclore islandés:

  1. Stekkjarstaur (El Acosador de Ovejas): Llega el 12 de diciembre. En su versión original, Stekkjarstaur acosaba a las ovejas y trataba de robarlas, aunque su falta de inteligencia lo dejaba muchas veces frustrado.

  2. Giljagaur (El Acechador de Lecherías): Llega el 13 de diciembre. Este duende se esconde en los establos y lecherías, robando la leche que los granjeros dejan desatendida.

  3. Stúfur (El Enano): Llega el 14 de diciembre. Es pequeño y ágil, y se dedica a robar los restos de comida que quedan en las sartenes.

  4. Þvörusleikir (El Lamedor de Cucharones): Llega el 15 de diciembre. Roba cucharones de las cocinas y los lame, dejando a los hogares sin utensilios para preparar la comida.

  5. Pottasleikir (El Lamedor de Ollas): Llega el 16 de diciembre. Se esconde debajo de las camas y roba las ollas que contienen comida que aún no se ha terminado.

  6. Askasleikir (El Lamedor de Tazones): Llega el 17 de diciembre. Su objetivo son los tazones de madera que los islandeses usaban para comer. Se escabulle por las casas y lame los restos de comida.

  7. Hurðaskellir (El Portazo): Llega el 18 de diciembre. Este duende es conocido por su comportamiento ruidoso: va de casa en casa dando portazos en medio de la noche, despertando a todos los que duermen.

  8. Skyrgámur (El Glotón de Skyr): Llega el 19 de diciembre. Es un gran devorador de skyr, una especie de yogur islandés que roba de las despensas.

  9. Bjúgnakrækir (El Ladrón de Salchichas): Llega el 20 de diciembre. Su objetivo son las salchichas colgadas para ahumar. Las roba directamente de los hogares.

  10. Gluggagægir (El Espía de Ventanas): Llega el 21 de diciembre. Se dedica a espiar a través de las ventanas, buscando cualquier cosa que pueda robar.

  11. Gáttaþefur (El Olfateador de Puertas): Llega el 22 de diciembre. Su gran nariz le permite olfatear los deliciosos panes de Navidad que las familias preparan, y trata de robarlos.

  12. Ketkrókur (El Ganchero de Carne): Llega el 23 de diciembre. Se cuela en las casas usando un gancho largo para robar la carne que se está cocinando.

  13. Kertasníkir (El Ladrón de Velas): Llega el 24 de diciembre. En la antigüedad, las velas eran un bien preciado, y este duende se dedicaba a robarlas para su propio uso.

Jólasveinar Modernos: De Monstruos a Bromistas

A lo largo del tiempo, los Jólasveinar han pasado de ser temidos ladrones y monstruos a personajes más entrañables, gracias a la influencia de la modernización y el intento de hacer la Navidad más amigable para los niños. Aunque todavía conservan sus características de ladrones y bromistas, sus travesuras se ven hoy en día como inofensivas, y los niños esperan con ansias la llegada de cada uno de ellos durante los días previos a la Navidad. Las figuras de los Jólasveinar incluso dejan pequeños regalos en los zapatos de los niños, aunque aquellos que se han portado mal pueden encontrar una patata podrida en su lugar.

La Navidad en Islandia: Grýla, Los Jólasveinar y la Gata de Yule

La leyenda de Grýla y los Jólasveinar no está completa sin mencionar a otra temida criatura del folclore navideño islandés: la Gata de Yule (Jólakötturinn). Este gigantesco y aterrador gato es conocido por devorar a aquellos que no reciben ropa nueva antes de Navidad. En los tiempos antiguos, los granjeros islandeses recompensaban a sus trabajadores con nuevas prendas de vestir como símbolo de su labor, y la Gata de Yule servía como un recordatorio para trabajar duro, ya que aquellos que no lo hacían se arriesgaban a ser devorados.

Este tríptico de figuras —Grýla, los Jólasveinar y la Gata de Yule— forma una parte esencial de la rica mitología navideña de Islandia, un recordatorio de que incluso durante la época de celebración y bondad, el mal puede acechar, y las lecciones de comportamiento y diligencia son fundamentales.

Conclusión: La Oscura Navidad Islandesa

Grýla y los Jólasveinar representan el lado oscuro de la Navidad islandesa, una época del año que, en otras culturas, está asociada principalmente con la alegría, la generosidad y la celebración. Sin embargo, en Islandia, estas figuras sirven como recordatorios de que el comportamiento tiene consecuencias, y que la maldad, la travesura y la pereza pueden atraer criaturas terribles.

A lo largo de los siglos, estas leyendas han evolucionado, pero su núcleo sigue siendo el mismo: un advertencia para los niños de que deben comportarse bien durante todo el año, o podrían encontrarse a merced de Grýla, sus temibles hijos, o incluso la imponente Gata de Yule. Aunque los Jólasveinar modernos han adoptado un enfoque más lúdico, sus raíces siguen siendo profundamente aterradoras, manteniendo viva una de las tradiciones navideñas más fascinantes y únicas de Europa.

Comentarios

Entradas populares